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FALLECIMIENTO DE FRANCISCO NOGUERA GIMÉNEZ

Juan Francisco Noguera Giménez (Murcia 1945- Valencia 2021) ha fallecido en enero víctima de una dolencia pulmonar. Paco Noguera, como le conocían sus numerosos amigos, estudió arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, antes de trasladarse a Valencia, donde se unió al estudio de Juan de Otegui Tellería y José Luis Gisbert Blanquer, con quienes trabajó los primeros veinticinco años de su trayectoria profesional y, después en solitario, en la segunda parte de su carrera. Durante toda su trayectoria, diseñó edificios de vivienda de calidad que merecieron notoriedad y publicaciones, editadas por Gustavo Gili, y restauraciones como el antiguo Palacio del Barón de Ariza y la Capilla del antiguo Colegio San Pablo, ambos en la ciudad de Valencia, la iglesia de San Francisco de Játiva (Valencia) o el puente de Santa Quiteria entre Almassora y Vila-Real (Castellón), entre otros. Catedrático de Composición Arquitectónica de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Valencia, dedicó más de cuarenta y cinco años a la enseñanza y llegó a formar miles de profesionales. Introdujo la asignatura Restauración Arquitectónica como materia obligatoria dentro del Departamento de Composición Arquitectónica a partir del nuevo plan de estudios de la Escuela de Valencia de 2002 y fue uno de los profesores más destacados del Máster de Conservación Arquitectónica de la Politécnica de Valencia.

Fundó la revista Loggia, Arquitectura & Restauración en 1996, que este año cumple 25 años ininterrumpidos de existencia (polipapers.upv.es/index.php/loggia). La revista se creó con un doble carácter informativo y crítico, con cuatro secciones sobre el estudio, la conservación y restauración del patrimonio arquitectónico y de los bienes culturales asociados a este. Estas secciones son todavía: teoría, crítica y metodología; obras y proyectos; técnicas de conservación y restauración; y agenda cultural. Desde el segundo número, decidió publicar la revista en formato bilingüe castellano-inglés y posteriormente se pasó a editarla en versión doble impresa/online, al punto de tener en la actualidad cerca de 60.000 descargas al año.

Fue director del Departamento de Composición Arquitectónica durante 25 años consecutivos, desde donde defendió la disciplina en el panorama nacional, y peleó por la promoción de sus compañeros de departamento. Dirigió proyectos de investigación competitivos y dictó conferencias en varias sedes españolas e italianas. Contribuyó muy activamente a los debates en torno a la restauración arquitectónica en los encuentros de Logroño, los cursets de Barcelona, los seminarios y las bienales de la Academia del Partal, de la que fue miembro. Escribió artículos sobre su obra; sobre elementos de composición como la luz, el tiempo y el espacio; sobre la arquitectura militar abaluartada; sobre la Academia de Bellas Artes francesa y la influencia de Durand en la formación de los arquitectos del siglo XIX; sobre los teatros romanos de Hispania; sobre la teoría y la historia de la restauración arquitectónica, especialmente sobre la trayectoria de la disciplina en España tras el advenimiento de la democracia. Trabajó el concepto de la conservación activa del patrimonio arquitectónico en un artículo de la revista Loggia, con más de veinte mil descargas, que sigue siendo el artículo más descargado de toda la historia de la revista (https://polipapers.upv.es/index.php/loggia/article/view/3569/3800). Pocos días antes de morir, nos comentaba que se consolaba con la idea de que al menos quedarían para la posteridad escritos como este.

Fue un gran amigo de sus amigos y, aunque no lo merecieran, dio lecciones de una extraordinaria generosidad con las pocas personas que se empeñaron en ser sus enemigos, porque nunca supo guardar rencor. Tuvo siempre una actitud humilde y curiosa que le permitía un aprendizaje incesante.  Su talante sencillo, natural, cercano y desafectado le hizo pasar más desapercibido de lo que cabría esperar la envergadura de su aportación, especialmente, a la disciplina de la restauración arquitectónica, donde deja un enorme vacío con su desaparición.

Camilla Mileto y Fernando Vegas




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